lunes, 19 de agosto de 2013

las proteinas derivadas de la carne.


Trucos de cocina: Cómo cocinar la carne de forma sana y ligera
Quien quiera vivir sano, que almuerce poco y cene temprano- Refrán antiguo
Si quieres ver enterrado a su marido, prepárale a diario un asado – Refrán popular
Es necesario comer con moderación para permitir que nuestras fuerzas se restauren – Cicerón
Hay una creencia errónea con respecto a las proteínas, comparable a la que existía cuando la ciencia decía que la tierra era cuadrada. Lo malo que hoy en día se sigue con ese mito medieval en cuanto a las proteínas. La gente siente miedo a quedarse sin proteínas, pero no tiene ni idea qué es en realidad lo que el cuerpo necesita para crecer y fortalecerse.
Los expertos se contradicen en lo que debemos de saber sobre las proteínas y le hacen un gran mal a la salud de la gente, haciéndola que consuma en exceso alimentos proteicos, empujándolos hacia las enfermedades cardíacas, la alta tensión sanguínea, el cáncer, la artritis, la osteoporosis, la gota, las úlceras y a la vejez prematura, entre otras; todo debido a las fuentes y al consumo indiscriminado de proteínas.
Las proteínas cárnicas son las sustancias más complejas y más difíciles de digerir. El tiempo promedio para la digestión boca-ano, es de 25 a 30 horas cuando se trata de granos; y ese tiempo se puede duplicar cuando las proteínas provienen de carnes en descomposición.
Uno no se puede imaginar el estado tan lamentable de putrefacción de un cadáver dentro del organismo, a una temperatura elevada, durante 40 o 50 horas. ¿Qué daños no podrá causar y qué infinidad de toxinas no podrá dejar?
El cuerpo requiere una cantidad extraordinaria de energía para enfrentarse a tan pesada digestión, y resta el poder que necesita para desempeñar otras funciones muy importantes, como el control de las enfermedades que quieren “carcomernos”. Esto es debido a que el cuerpo no alcanza a liberarse de todos los desechos tóxicos que produce la putrefacción, y entra en pérdida.
Cuestión de Inteligencia
Está comprobado que el cuerpo recicla el 70% de su residuo proteínico y sólo pierde al día 23 gramos de proteína.
Con todo esto, nuestro cuerpo solamente necesita 700 gramos de proteína por mes y la mayoría de personas sobrepasan por mucho esa cantidad. Esto las hace engordar y “echar carnes flojas, sin músculo”.
Los animales más fuertes son los elefantes, los bueyes, los caballos, los búfalos y el gorila plateado. Este último puede arrojar a un hombre a una distancia de seis metros. ¿Qué comen todos ellos? Vegetales y frutas. Entonces, ¿de dónde sacan ellos la excelente proteína que conforma sus músculos?
En ningún momento de la carne, que los enfermaría como ocurren con el ser humano el cual, al no ser carnívoro por naturaleza, enferma gravemente cuando maltrata su estómago e intestinos con cadáveres en descomposición… Le descomponen la armonía de su cuerpo y pierde su salud.
Mala y Buena Proteína
La proteína no se forma en el cuerpo humano sólo comiendo proteína animal, sino a partir de los aminoácidos o proteínas contenidos en los alimentos. Comer carne, pollo o pescado con la idea de que ello nos brinda las mejores proteínas, es una absurdo. La proteína animal no la puede usar el cuerpo en su estado natural tal como es la carne. Se requiere un complicado proceso – que recarga el organismo – para desdoblar, es decir, destruir esa proteína y convertirla en aminoácidos para luego, con estos últimos, fabricar las células humanas que forman nuestro cuerpo.
Realmente debemos ingerir excelentes aminoácidos o proteína vegetal para fabricar nuestra propia carne y, así, evitarnos el largo, complicado y perjudicial proceso que requiere la carne para, al final, alimentarnos mucho menos de lo que pueden hacer los vegetales y las frutas en proceso más directo y armonioso.
Además, ¿quién ha dicho que las frutas, vegetales y granos no tienen proteínas para alimentar al hombre? Las tienen en suficientes cantidades y de excelente calidad; fáciles de digerir y asimilar.
El hombre come proteínas pero no se alimenta de proteínas.
Cuento
Dos hombres necesitaron fabricar sus casas. El primero compró una construcción vieja, la demolió, tomó todos los ladrillos quebrados y los molió.
El polvo obtenido lo remojó y lo amasó durante mucho tiempo para obtener barro. Al barro tuvo que quitarle los pedazos de cemento que le habían caído y partes de escombros de la antigua construcción.
Esto produjo mucha basura y le costó mucho trabajo deshacerse de ella. Después de muchos días de trabajo comenzó a moldear el barro para convertirlo en ladrillos nuevos.
De pronto se dio cuenta que el compañero, que también comenzó a hacer la casa el mismo día, ya la había terminado. Resulta que este hombre, más inteligente que el primero, en vez de tumbar escombros, moler ladrillos viejos y amasarlos, fue por barro nuevo y fabricó los ladrillos, de una vez, evitándose el trabajo tan inoficioso que hizo el primer hombre poco inteligente.
Al igual que el primer hombre, las personas que comen carne para obtener ladrillos – perdón, proteínas -, ponen a trabajar el organismo inoficiosamente, haciéndolo “moler, remojar y amasar” las proteínas animales, que son complejas, hasta convertirlas en aminoácidos, los cuales pudieran haber obtenido de una manera más fácil, sin recargar el organismo con otros “escombros” perjudiciales.
El hombre no se alimenta de proteínas sino de aminoácidos; las proteínas de las frutas y vegetales se dejan transformar fácilmente en aminoácidos sin recargar el organismo, y nos brindan absolutamente todos los aminoácidos que requerimos.
El Poder de los Vegetales
Las plantas son capaces de sintetizar los aminoácidos a partir de aire, tierra y agua. Pero los animales, incluyendo el hombre, dependemos de las proteínas de las plantas.
Existen 23 aminoácidos esenciales, de los cuales 15 pueden ser producidos por nuestro cuerpo y 8 (ó 9) deben ser derivados de lo que comemos. Entonces, sólo a estos ocho últimos se les llama esenciales. Si comemos frutas, verduras, nueces, semillas o brotes, estaremos recibiendo todos los aminoácidos necesarios para que el cuerpo construya toda la proteína que necesita.
La Carne Pésimo Alimento
La proteína de la carne es “de segunda mano”: se obtiene primero de los vegetales, pasa al animal, y luego al hombre ya en forma compleja y difícil de asimilar. Los alimentos cárnicos tienen que ser descompuestos para luego poder organizarlos como proteína humana.
Como los aminoácidos son muy delicados, el fuego a que está sometida la carne los destruye en su mayor parte y no son utilizados por el cuerpo. Los aminoácidos que se coagulan con el calor se vuelven tóxicos y se suman al peso corporal engordando a la persona con “carne floja”. El corazón, los pulmones y el sistema defensivo tienen que ocuparse en mantener esa carne “zángana” que no sirve sino para estorbar, crear vejez prematura y enfermar.
Por otra parte, la carne es muy alta en grasas saturadas, o sea aquellas que no se pueden convertir en energía y causan ataques cardíacos. Fisiológicamente el hombre no está hecho para comer carne y el único efecto que tiene ésta sobre la salud es deteriorarla.
Las proteínas no aumentan nuestra fuerza vital ni nuestro vigor, y el exceso provoca deshidratación. Otro absurdo bien extendido, incluyendo a médicos mal informados, es que la vitamina B12 sólo se obtiene de la carne. ¡Falso! ¿De dónde la sacan los animales que no comen carne y que la necesitan igual o más quenosotros? Pues de las plantas.
Aunque es cierto que es escasa, es porque la Naturaleza sabe que el cuerpo la necesita en mínimas cantidades y, además, la sintetiza mediante el “Factor Intrínseco” segregado por el estómago. La vitamina B12 es creada por la flora intestinal. Un solo miligramo de vitamina B12 puede durarnos dos años y toda persona que se alimente sanamente, tiene provisión para cinco años.
No debemos reemplazar la carne por nada, pues como decir, ¿con qué reemplazo un alimento pésimo que estoy comiendo? Pues con nada, que es mejor.
Los huevos tampoco son necesarios, porque ya sabemos que los aminoácidos se coagulan con el calor y lo que queda del huevo frito es alimento chatarra.
El huevo también es un alimento putrefacto que daña el tracto intestinal. Deja un huevo sin cáscara por más de 5 horas, huélelo y concluye. Ya en el organismo dura más de 25 horas en un estado inmundo de putrefacción.
Cómo Gozar de Perfecta Salud
Los vegetarianos son las personas más saludables en el planeta y no tienen por qué preocuparse en cuanto a la carencia de proteínas, pues combina alimentos integrales y obtienen suficientes proteínas de excelente calidad.
En cambio, los carnívoros “sí” tienen que preocuparse por el exceso de proteína de baja calidad presente en la carne, puesto que son largas cadenas difíciles de desdoblar y los elementos nocivos (grasas saturadas, desechos tóxicos al cual se liga) desembocan siempre en enfermedades cardíacas, artritis, osteoporosis, gota, hipertensión arterial y cáncer. De eso no se escapan quienes comen carne. Lo anterior está comprobado hasta la saciedad.
No necesitamos tanta proteína como se nos ha hecho creer; y esa ignorancia ha costado más enfermos graves y muertos que los accidentes de tránsito, el licor y el cigarrillo juntos.
El reino vegetal produce en abundancia todos los aminoácidos que requiere el cuerpo.
Otra ignorancia que se desliza por las columnas de las facultades de medicina, profesional y dietistas, es que los aminoácidos esenciales que requerimos han de ingerirse al mismo tiempo. Nada de eso.
El organismo cuenta con cuatro almacenes de aminoácidos a los que pude acudir cada vez que la persona no los consuma. Estos cuatro almacenes de aminoácidos son: el sistema sanguíneo, el sistema linfático, el hígado y las mismas células que, como abejas, sintetizan más proteínas de las que necesitan para cuando sean necesarias.
La gran prueba se ha encontrado en los ayunos prolongados que han tenido personas por tiempos mayores a un mes y no se han encontrado en ellos daños estructurales por falta de proteínas.
Una publicación de la Nutrition and Dietetics por C. S. Nasset, va más allá y demuestra cómo el cuerpo puede fabricar cualquiera de los aminoácidos no ingeridos en las comidas, lo cual hace a partir de sus reservas para el efecto.
La ignorancia al respecto la inyectaron los altos poderes comerciales internacionales productores de carne, contagió a las universidades, médicos y dietistas hasta que infecto a la masa con el falso concepto de que si no comen carne, se desnutren por falta de aminoácidos o proteínas.
Aquí ocurren dos cosas: o la dietética clásica desconoce la realidad – esto sería un caso triste y melancólico -, o los profesionales engañan a la gente con falsedades, lo cual sería una falta ética o moral. De todas maneras ambos casos son deplorables.
La Naturaleza, quien fue la que creó el cuerpo del hombre y de los animales, previó el hecho de que en algún momento los seres vivos, no tendrían a diario el alimento completo, y por eso creó despensas de almacenaje de los alimentos que no pudiese ingerir al mismo tiempo de necesitarlos.
Lo anterior lo comprueban cientos de millones de vegetarianos que hoy viven en el mundo, obviamente sin necesidad de carne, y, como lo han comprobado, envejecen menos, son más ágiles y fuertes, sufren menos enfermedades y viven más vigorosos y felices que los carnívoros, los cuales son pasto fácil de todos los achaques habidos y por haber.
No esperes medicinas milagrosas ni terapias fantásticas; primero puede llegar la muerte. Si tu mal es real, lo único que te puede curar es un cambio en tu manera de comer.

Lo importante es tener la información y que cada quien decida a su conveniencia lo que elija comer.
Saludos.


domingo, 11 de agosto de 2013

10 mitos sexuales de los hombres

10 mitos sexuales de los hombres

Extraído de la revista Buena Salud.

  • Hombre


Ideas erróneas relacionadas al comportamiento sexual masculino se han popularizado e instalado en las mentes de hombres y mujeres. La idea es quitarles el velo, ya que solo logran bloquear la sexualidad.   A continuación, toda la información para disfrutar de la sexualidad a pleno.
Se propagan como un virus y se quedan a vivir un largo rato en el inconsciente colectivo. Pasan de generación en generación, de mujer a mujer y de hombre a hombre. Son los mitos sexuales. La poca experiencia y la falta de información ayudan a que esas ideas erróneas se sumen a nuestras creencias. 
Nada tienen que ver con la edad, tanto jóvenes como adultos son vulnerables a su poder de convencimiento. Mitos hay de todo tipo, pero el campo de la sexualidad parece ser un caldo de cultivo. ¿Por qué se instalan y por qué los creemos? El objetivo es lograr desmitificarlos. Es una forma de despojarse de prejuicios e ideas equívocas para, en definitiva, tener una sexualidad en libertad y a puro placer.
La popularidad del sexo
A pesar de que el sexo dejó de ser un tema tabú -que solo se hablaba en la intimidad de  nuestro círculo- y se instaló en los medios (diarios, revistas y televisión –con programas, como: “De a 2”, con Karina Mazzoco; o los de Alessandra Rampolla, la célebre sexóloga en toda Latinoamérica), aún hay creencias incorrectas muy fijas en la sociedad.
Pero, ¿qué es un mito? Una de las acepciones de la Real Academia Española, dice: “Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen”.
Otra acepción, aclara Adrián Sapetti -médico especialista en psiquiatría, psicoterapeuta y sexólogo clínico; y autor de, entre otros,  “Confesiones íntimas (Historias reales de sexo y de pasión)”-, puede ser la dada por Joseph Campbell, quien dijo: “El mito es el sueño colectivo”.
¿Por qué se instalan estos mitos? Porque, afirma la sexóloga y psicóloga Clarisa Rozenbaum, “se creen que son verdaderos y siguen llegando de boca en boca de manera errónea”. Y nada más fuerte que una creencia. Pero, ¿quiénes lo creen más, los hombres o las mujeres? Según la experta: “Ambos, hay mitos creados para ellas y otros para ellos; pero los dos los creen por igual y pueden ser algunas de las causas de las problemáticas sexuales actuales. Esto se debe a la conducta que tienen frente a esta creencia errónea”.
MITOS SOBRE ELLOS
  1. “Los hombres siempre están listos para el sexo.”
Falso. Esto es vox populi. Se lo escucha entre amigas y en los medios masivos de comunicación. Es que las sociedades machistas, como la nuestra, han ayudado, y mucho, a que se crean estas cuestiones. Como señala Rozenbaum, “la intensidad del deseo sexual no difiere según el género, sino que confluyen muchos factores. Los hombres quieren estar listos, pero no siempre lo consiguen. La experiencia clínica actual muestra que existen numerosos casos en los que la ansiedad anticipatoria les juega en contra”. Es así que debido al mito de que el hombre tiene que estar siempre listo, genera que cuando éste no logra tener o mantener una erección, se frustre.
  1. “El varón sabe lo que la mujer necesita en la cama”
Falso. “La idea de que el hombre nace con un manual y sabe todo lo que a las mujeres les gusta y quieren, está muy lejos de la realidad. Por lo general, es todo lo contrario” afirma Rozembaum. No es que la mujer le deba explicar todo, pero sí dar pautas de qué desea. Si a veces la propia mujer no lo sabe, ¿¡cómo lo va a saber el hombre!?
  1. “Ellos gozan más.”
Falso. Esta también es una idea muy fija en la cabeza de numerosas mujeres. No obstante, en cuanto a si gozan más, sostiene Rozenbaum, “el placer es individual, de cada uno, y resulta imposible mensurarlo. Sería como tratar de medir el amor en una pareja: ¿Quién ama más de los dos?”. El goce está al alcance de hombres y mujeres, y para conseguirlo sólo hay saber qué nos gusta y qué no. Para ello, el autoconocimiento es muy importante; es la manera más precisa de conocer el propio cuerpo, aquellas zonas que nos gustan que sean estimuladas.
  1. “Sólo les importa el sexo.”
Puede ser…, afirma Rozenbaum, “quizá no sea lo más importante, pero en la mayoría de los casos ocupa un lugar con mayor relevancia que lo que representa para la mujer. Esto se debe al mandato social de que deben siempre deben estar dispuesto a tener sexo y, en lo posible, con gran cantidad de mujeres”.
  1. “Un verdadero hombre dura mucho tiempo en la cama.”
Falso. Para la sexóloga Rozenbaum “un verdadero hombre no se define por la duración en la cama; menos si por duración nos referimos a permanecer largo tiempo sin eyacular durante el coito. Sí sería bueno, que el hombre entienda que durar mucho en la cama sea consecuencia de toda estimulación más allá de la penetración”. Ni veinte, treinta o cuarenta minutos, no hay un tiempo normal estipulado, remarca la especialista, por lo cual “lo importante es cómo lo vive cada pareja y cada una tiene su tiempo sexual en el cual disfruta y nadie puede decirle qué no es adecuado o anormal”.
       6.      “Un hombre no muestra sus emociones”
Falso. “Los varones también tienen necesidad de ternura, de darla y de recibirla, de ser cariñosos; no es ley que para ser más varonil haya que ocultar los sentimientos y afectos. Otro de los clichés: un varón tiene que ser protector, y esto dicho también por muchas mujeres, como si ellos no necesitaran ser protegidos y cuidados. Si la cosa es bilateral y complementaria: ¡entonces, vale!”, afirma Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo.
  1. “Solo les interesa la penetración”
Falso. Según aclara Sapetti: “Si bien la penetración es -en palabras de una paciente- algo delicioso, dulce y suave, no es lo único posible en el coito: la boca, las manos, todo el cuerpo, las palabras y caricias, los abrazos, intervienen en él. Hay muchas parejas que disfrutan un largo rato exacerbando su pasión y luego, ya casi exhaustos, buscan la penetración al final; otras llegan al orgasmo alternando con juegos no penetrantes y encuentran que en la variación está el gusto”.
  1. “Ellos mandan en la cama”
Falso. “En la cama manda el que manda. Puede ser ella, puede ser él. Hay veces que manda un rato uno y un rato el otro”, afirma Rozenbaum. O como simplifica Sapetti: “El varón no es el único responsable del placer de la mujer ni el creador de los orgasmos de ella. No debería ser el director de orquesta ni el macho activo ni el eterno conductor de los encuentros con las mujeres. Muchos varones encuentran sumo placer y satisfacción en adoptar lo que otros, peyorativamente, titulan como un rol pasivo”.
  1. “Saben separar el sexo de los sentimientos”
Puede ser… Esto se debe, aclara Rozenbaum, a que “existe un mandato de género que indica que el hombre tiene que mantener relaciones sexuales con la mayor cantidad de mujeres posibles. Basado en este mandato, sería poco práctico que el hombre genere vínculos sentimentales con cada mujer con la cual tiene sexo. Por eso, por lo general, pueden separar sexo de sentimientos”.
  1. “Sin erección no hay sexo”
Falso. “La erección no es la condición inicial para comenzar un encuentro sexual, sino al revés: se produce a posteriori de una estimulación adecuada (incluso este es el mecanismo de acción del sildenafil). Es un disparate sexual pensar que si no erectaron al entrar al dormitorio ya no pueden empezar nada. La erección no es la condición inicial para comenzar un encuentro sexual, sino al revés: se produce luego de una estimulación adecuada”, afirma Sapetti.

La opinión de la especialista

Clarisa Rozenbaum, sexóloga y psicóloga 
El hombre y su pene
El pene es, sin duda, el símbolo por excelencia de la masculinidad. La mujer dispone de otros recursos, como sus pechos y hasta su vientre grávido, para significar de manera taxativa su femineidad. El hombre posee el pene. La preponderancia de las estructuras sociales patriarcales hizo que dichas culturas fueran también falocéntricas.


El pene era símbolo de poder. Las artes (plásticas y audiovisuales) y la literatura también contribuyeron para entronizar al pene como estandarte de poder y dominación. A principios del siglo XX, Freud exalta la importancia del órgano sexual masculino al mencionar por vez primera el concepto de la “envidia del pene”.
Sin pene no hay coito, obviamente, pero aquí no se termina la cosa: sin pene erecto tampoco hay penetración. Sin penetración no había fecundación y la fertilidad era un aditamento muy importante de la virilidad.
Lo cierto es que el hombre de hoy no puede permanecer indiferente ante tamaño legado cultural. El pene sigue cargando, para ellos, con innumerables responsabilidades y, para colmo, también tiene que hacerse cargo de la presión que ejercen sobre él algunos mitos respecto a su largo, a su ancho, al tiempo en que debe permanecer erecto, etc.
Demasiadas preocupaciones para concentrarlas en ese pequeño órgano que no significa más que el 4% del volumen corporal de un hombre promedio y que, sin embargo, representa un porcentaje muchísimo mayor en sus pensamientos de casi todos los días.

La opinión de la especialista
Dr Adrián sapetti, psiquiatra y sexólogo
Ser hombre ¡tampoco es fácil!

Uno no nace como tal sino que se va haciendo varón a lo largo de la vida, en un aprendizaje que no se detiene nunca. No es cierto que de pequeño, al igual que leer y escribir, se haya aprendido todo y no se necesita nada más para lidiar en el ruedo; sino que deberá formarse cada día y sobre todo ser flexible para adaptarse a las cambiantes condiciones del sexo en el decurso de la existencia.Muchos varones, aún hoy, siguen sosteniendo que ellos no tienen nada que aprender puesto que vienen programados de fábrica. Me he encontrado con adultos que decían: ´¿para qué leer libros de sexualidad? eso es para las mujeres que no saben´. Yo les respondo: ´¡qué suerte que tiene usted!, porque yo, cada vez que leo algo, aprendo cosas nuevas, y para escribir mis libros tuve que leer decenas de ellos´.En realidad les cabría mejor aquella frase del filósofo griego: ´sólo sé que no sé nada´. En sexualidad, como en otras áreas, la ignorancia es fatal”.

Despertar espiritual en pareja.


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 ¿Qué sucede cuando una persona camina por la senda espiritual y al mismo tiempo experimenta la vida en pareja con alguien que sólo vive en el mundo material?
Resulta muy interesante esta circunstancia porque una pareja funcionará bien solamente si ambos elementos de la misma, están en sintonía uno del otro; es decir que conocen sus valores, necesidades, creencias, hábitos y metas y las aceptan incondicionalmente y ambos se nutren mutuamente en esos puntos.
Sin embargo sucede muy comúnmente que en una pareja, uno de ellos comienza a crecer espiritualmente, mientras que la otra persona sigue dormido en este mundo de ilusiones materiales. En el mundo de la materia, del estrés, de la obsesión por la seguridad, por el futuro y vive atormentado por el pasado, por lo que le  han hecho otras personas y por los errores que ha cometido.
Resulta que ambos caminos son opuestos y es inevitable la ruptura en algún momento dado si el crecimiento no se da a la par o al menos, aunque sea en niveles diferentes pero que ambos busquen ese despertar espiritual y acepten incondicionalmente el camino de crecimiento de la otra persona.
Sin embargo aquel que busca el despertar espiritual, difícilmente estará con una persona que critique y juzgue a su prójimo todo el tiempo.
Aquel que busca ese despertar, difícilmente tolerará el egoísmo de su pareja y nunca aceptará que ésta le haga daño a otros.
Aquel que practica la senda del espíritu, evitará aquello que dañe al cuerpo como los excesos, el fumar, las drogas y el alcohol.
El abuso, las peleas, la falta de respeto, los celos, la ignorancia, la avaricia, todo eso será algo intolerable para el caminante espiritual.
Y así solamente por dar algunos ejemplos, podemos decir en general que es muy difícil que alguien que camine por la luz, desee regresar a la oscuridad y del mismo modo aquel que está en la oscuridad jamás querrá ver hacia la luz porque ésta le ennegrecerá.
Ya lo decía Juan 3:19-21 (y esto no tiene que ver solo con el cristianismo, pero es un buen ejemplo de que esta sabiduría se conoce desde siempre), "pues todo el que obra el mal, aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras"
¿Qué hacer entonces si te encuentras en un estado semejante?
Recuerda que aquel que camina por la luz, también se equivoca; muchas veces el creernos "buenos" no es más que otra trampa del ego para juzgar a los demás para discriminarlos y para ponerlos en evidencia. Aquel que se cree "bueno" y que cree que los otros son "malos" corre el riesgo de regresar a la oscuridad. No ve que aquel que aparentemente es "malo" es quien más requiere de su apoyo, de su ayuda, de su comprensión y de su compasión.
Está en el caminante de la luz, el deber de hacer todo lo que sea necesario por que su compañero eleve su espíritu. Sabemos que esto no siempre sucederá, pues todos aprendemos a diferente ritmo y nuestra evolución también puede tomar distintos tiempos.
Sin embargo es necesario hacer todo lo que esté a nuestro alcance con compasión, sabiduría y claridad para intentar encender esa chispa de luz en el otro.
Solamente cuando hemos realizado esto, podremos entonces tomar una decisión sabia sobre el futuro de esta relación de pareja.
La premisa básica de una pareja espiritual es un compromiso sagrado entre ambos miembros para ayudar uno al crecimiento espiritual del otro. 

Los compañeros espirituales reconocen su igualdad, son capaces de distinguir entre personalidad y alma... porque son capaces de ver con claridad que hay una razón más profunda por la que están juntos, y que esta razón tiene que ver sobre todo con la evolución de sus almas...