sábado, 26 de diciembre de 2015

Cerrando el año, Cerrando un ciclo.



La manera de terminar un año puede influir significativamente en como se experimenta el comienzo del otro.

Es fácil desorientarse en esta época del año , aunque la respuesta natural al final del año debería ser la auto reflexión y la re calibración de energía, pueden sentirse en caos. Su  mente puede estar saltando entre el enfoque de los días festivos , las complejidades de asuntos no resueltos, las inquietantes noticias globales y la dinámica familiar en esta época del año.

Por eso cada año las persona hacen un recuento de lo vivido, de lo aprendido y generan sus propósito de año nuevo.

El poder soltar el pasado y planear nuestro futuro solo el pensarlo nos estresa porque ponemos demasiadas expectativas en nosotros y en terceros.

Aquí esta un pequeño ejercicio que puedes hacer para terminar tu año y comenzar el 2016 fresco, libre y sobretodo con unas paginas blancas listas para llenarlas de nuevas experiencias .

Crea una lista de todos los recuerdos, frases y sentimientos que no te han gustado o te han lastimado en este año.
Junto a cada uno de ellos pon algo positivo que contrarreste este sentimiento de desagrado, miedo, ira tristeza etc…

Ejemplo.
Mi madre me decía (eres una tonta)   -   ( Yo soy muy inteligente)

Es necesario cortar todo lo que no aporte a tu vida, todo lo que no te deje avanzar, todo a lo que le abriste la puerta para que te afectara.
No te lleves nada malo o que te desagrade al año que entra.

Cuando termines ahora has otra lista de todos los regalos pequeño  y grandes que hayas recibido.

Si te es posible has llegar tu gratitud a las personas que este año que termina estuvo a tu lado, te enseño algo, te apoyo en alguna cosa o te regalo una sonrisa, un abraso , un te quiero…….

Y no se te olvide agradecer a todas las personas que fueron un instrumento para la prosperidad, el avance, las bendiciones en  tu vida en general.
hazlo. Una llamada, un mensaje, una visita, un detalle nunca están de más.
Sé agradecido. Recuerda que cuando generas luz, tarde o temprano, y sin esperarlo o quererlo, esa luz iluminara tu camino.

Recuerda, si quieres que llegue algo mejor a tu vida, primero vacíate para que haya espacio.

Feliz comienzo del 2016.



miércoles, 23 de diciembre de 2015

Gracias a todos..


 ENORMEMENTE LES DOY LAS GRACIAS A TODOS LOS QUE SE HAN ACERCADO AL BLOG, QUE HAN  CONSULTADO Y LEIDO LOS ARTICULOS QUE SE HAN PUBLICADO.

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Me gustaría conocer su opinión acerca de los temas y si quieren algo en especial para incluirlo en este año que comienza.
Gracias y buen fin de año......






No tengo que Entender.......



Una de las creencias con las que crecemos, es aquella de que si somos lo suficientemente “buenas” personas, nada “malo” podrá sucedernos. Y es con este frágil concepto con el que nos enfrentamos a un mundo que no tardará en demostrarnos que eso no es verdad. Que en la vida, la mayoría de los eventos tienen lugar de forma brusca e inesperada y que con la lógica suficiente, desde la misma niñez pudo haber sido fácil darnos cuenta de que “nuestra” bondad o maldad es prácticamente irrelevante en cuanto a las continuas y constantes sorpresas que nos da la vida. Que no hay bondad que evite sus bruscas arremetidas.

«Esperar que la vida te trate bien porque seas buena persona es como esperar que un toro no te ataque porque seas vegetariano.»
frase de Dennis Wholey:

Hay montones de gente “buena” con enfermedades inexplicables, o en la ruina. Y otro montón de gente “mala”, gozando de salud total y nadando en dinero. Y cuando una persona “buena” observa esto, se pregunta: “¿Y qué pasa aquí? Mira cómo le va de bien a ese hombre que ha hecho tanto daño”. Razonamiento bastante lógico si se toma en cuenta la educación religiosa que recibimos. Esta creencia, así como algunas otras, fueron borradas de la mente de muchas personas, a través del estupendo libro de Neale Donald Walsh, llamado “Conversaciones con Dios”. En donde Dios le dice a Neale, que Hitler al morir fue directamente al cielo, lo cual causó revuelo y controversia entre los lectores, puesto que la gran mayoría, por no decir que todos, esperábamos que Hitler estuviera ardiendo eternamente en el infierno.

Ahora la otra pregunta es: ¿Qué es todo esto que nos sucede de forma individual y colectiva? ¿De dónde viene tanto dolor para los seres humanos? ¿De dónde vienen esas dificultades experimentadas por gente “buena”? Porque a estas alturas, tú has visto gente muy noble atravesando penurias y te has preguntado por qué. Yo durante mucho tiempo lo hice.

Y es muy simple. Son memorias. Esa pequeña o gran carga de información con la que vinimos al mundo para experimentarlo tal como se va presentando, tal como es. Las memorias son instaladas en la mente y generalmente se van ejecutando durante toda una vida o durante alguna parte de ella. Todo depende de qué clase de programas se instalen en el ser humano y de cada cuánto pueda absorberlas para dejarlas ir.

A lo largo de la vida y según la programación de cada quien, el ser humano va encontrando senderos, atajos y en ellos señales para superar cada reto. Unos dejarán su vida en ellos, otros los superarán y con ese conocimiento adquirido, con esa fuerza extra, irán por el próximo. La señal para algunos es preguntarse, indagar, rastrear, entender, encontrar.

Mientras que para otros la señal puede ser hacer silencio, dejarse llevar, no intentar entender, caminar. Y con hacer silencio no me refiero a la ausencia de ruido. Me refiero a la aceptación de los sonidos o ruidos presentes. Dentro de ellos, las voces de la mente a través de los humanos que caminan a lado nuestro.
Ha tenido que pasar mucho tiempo para que yo me diga:

«No tengo que entender por qué. Sólo tengo que dejarlo ir.»

Que dejar ir los segundos conforme van viniendo es vivir.

Y decírmelo ha sido medicamento, ha sido alivio, ha sido silencio. No tengo que entender por qué. Quizás porque el entramado neuronal es infinito y jamás tendría la causa real de nada. Quizás porque así fui programada o porque una parte de la humanidad, como yo, cree que puede sanar sin necesidad de buscar respuestas. Sólo dejándose encontrar por ellas.

 No lo sé.
 Pero me gusta.
Y acepto.
Y amo.
 Y a cada segundo vuelvo a empezar.
Aunque no parezca.
 Aunque no lo esté haciendo, tengo el coraje de volver a empezar.

«Cada paso que damos ha sido cuidadosamente aceptado, perdonado y amado de antemano, por la Inteligencia que nos puso aquí.»

Entonces se trata de cómo percibo al mundo.
 Los “buenos” y los “malos” están en la memoria de quien así los mira.
Y cuando esto se olvida con justa razón, y nos peleamos con la vida, pues también es parte del plan divino para que podamos “jugar”, ya que esto es lo que nos permite re comenzar.

Juguemos pues.

Gracias Vivi Cervera, creo que muchas personas se identificaran con tu manera de pensar, pues así es la vida llena de altas y bajas.
Mas entender o no podremos, pero nunca dejar de intentar……..


martes, 15 de diciembre de 2015

Errores de la comunicación. MALOS ENTENDIDOS:


Los malos entendidos
La distancia más larga entre dos personas es un malentendido


En muchas ocasiones dejamos que un malentendido o un enfado nos aleje de aquellas personas a las que queremos. 



En estos casos es muy frecuente que el orgullo se anteponga a nuestros sentimientos y que actuemos con indiferencia ante ellos.
Seguro que muchos de nosotros nos hemos encontrado en varios ocasiones con la frase“Entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que decimos, lo que queremos oír, lo que oímos, lo que creemos entender y lo que entendemos, existen nueve posibilidades de no entenderse”.
Es probable que nos sintamos muy identificados con esto y es que comprender las formas de comunicarse, las intenciones y las realidades de cada uno a veces se convierten en un complicado rompecabezas imposible de completar por la falta de piezas.

Los caminos que no deben separarse
Un malentendido puede llegar a crear un enorme abismo entre dos personas que se quieren y se necesitan pero que, a pesar de todo, no siempre se comprenden. Esto es algo que podemos evitar siempre y cuando haya predisposición para ello.
No debemos separarnos de aquellas personas a las que queremos como consecuencia de un malentendido. Porque muchas veces en el entendimiento median factores como el orgullo, el cansancio, la situación vital actual que hacen que rasguemos la confianza y los buenos sentimientos.
En este sentido, debemos saber que la principal diferencia entre el orgullo y la dignidad radica en que el primero se caracteriza por un exceso de consideración hacia las opiniones, creencias o sentimientos de uno mismo.
Sin embargo, la dignidad es el respeto y la consideración hacia uno mismo y hacia sus límites emocionales. Así, diferenciar las actitudes de dignidad y de orgullo a veces es complicado, pero básicamente consiste en que el orgullo se quiere mantener en la cúspide mientras que la dignidad exige igualdad entre las opiniones, sentimientos o comportamientos.


Somos responsables de lo que decimos, no de lo que los demás entienden
Verdaderamente somos más responsables de lo que decimos que de lo que los demás entienden. Sin embargo, también debemos poner de nuestra parte para ser entendidos.
No obstante, debemos ser conscientes de que esto no es siempre fácil, pues a veces es inevitable sentirnos ofendidos por las interpretaciones que la persona que nos acompaña realiza sobre nuestros actos o palabras.
Sin embargo, dado que estas situaciones son confusas, tenemos que coger perspectiva y valorar si en realidad vale la pena dejarnos llevar por nuestras emociones a pesar de la inseguridad que se reúne alrededor de la incomprensión.
Los malos entendidos son muy dolorosos cuando las interpretaciones que se realizan resultan en atribuciones intencionales y emocionales negativas hacia nuestra persona o hacia los demás.

Cuando realmente somos víctimas de malas acciones
Sin embargo, hay veces que realmente somos víctimas de malas acciones que pretenden acabar con nuestra autoestima o, de manera general, con nuestro bienestar. En estos casos no es fácil hacer oídos sordos aunque sí que podríamos evitar envenenarnos dando crédito a aquellas personas que nos han intentado herir.
Para eso es importante que iniciemos una guerra contra todo aquello que pretende alejarnos o dañar nuestra esencia. Así, debemos cultivar el hábito de la distancia emocional que básicamente consiste en tolerar las diferencias y no permitir hacer de menos a nuestras consideraciones (en otras palabras, hacer valer nuestros pensamientos y sentimientos).
La pista principal para pensar hacerlo o no nos la dará la divergencia entre actos y palabras, así como la incredulidad que pueden suscitarnos las malas acciones de los demás.
No obstante, no siempre todas las acciones nos dicen todo aquello que debemos saber de las personas. Por eso debemos ser cautelosos e ir siempre de frente y con claridad y sinceridad plena. Solo así estaremos en disposición de solicitar a los demás que hagan lo mismo con nosotros y evitaremos que los malos entendidos se conviertan en abismos.