¿Qué sucede cuando una persona camina por la senda espiritual y al mismo tiempo experimenta la vida en pareja con alguien que sólo vive en el mundo material?
Resulta muy interesante esta circunstancia porque una pareja funcionará bien solamente si ambos elementos de la misma, están en sintonía uno del otro; es decir que conocen sus valores, necesidades, creencias, hábitos y metas y las aceptan incondicionalmente y ambos se nutren mutuamente en esos puntos.
Sin embargo sucede muy comúnmente que en una pareja, uno de ellos comienza a crecer espiritualmente, mientras que la otra persona sigue dormido en este mundo de ilusiones materiales. En el mundo de la materia, del estrés, de la obsesión por la seguridad, por el futuro y vive atormentado por el pasado, por lo que le han hecho otras personas y por los errores que ha cometido.
Resulta que ambos caminos son opuestos y es inevitable la ruptura en algún momento dado si el crecimiento no se da a la par o al menos, aunque sea en niveles diferentes pero que ambos busquen ese despertar espiritual y acepten incondicionalmente el camino de crecimiento de la otra persona.
Sin embargo aquel que busca el despertar espiritual, difícilmente estará con una persona que critique y juzgue a su prójimo todo el tiempo.
Aquel que busca ese despertar, difícilmente tolerará el egoísmo de su pareja y nunca aceptará que ésta le haga daño a otros.
Aquel que practica la senda del espíritu, evitará aquello que dañe al cuerpo como los excesos, el fumar, las drogas y el alcohol.
El abuso, las peleas, la falta de respeto, los celos, la ignorancia, la avaricia, todo eso será algo intolerable para el caminante espiritual.
Y así solamente por dar algunos ejemplos, podemos decir en general que es muy difícil que alguien que camine por la luz, desee regresar a la oscuridad y del mismo modo aquel que está en la oscuridad jamás querrá ver hacia la luz porque ésta le ennegrecerá.
Ya lo decía Juan 3:19-21 (y esto no tiene que ver solo con el cristianismo, pero es un buen ejemplo de que esta sabiduría se conoce desde siempre), "pues todo el que obra el mal, aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras"
¿Qué hacer entonces si te encuentras en un estado semejante?
Recuerda que aquel que camina por la luz, también se equivoca; muchas veces el creernos "buenos" no es más que otra trampa del ego para juzgar a los demás para discriminarlos y para ponerlos en evidencia. Aquel que se cree "bueno" y que cree que los otros son "malos" corre el riesgo de regresar a la oscuridad. No ve que aquel que aparentemente es "malo" es quien más requiere de su apoyo, de su ayuda, de su comprensión y de su compasión.
Está en el caminante de la luz, el deber de hacer todo lo que sea necesario por que su compañero eleve su espíritu. Sabemos que esto no siempre sucederá, pues todos aprendemos a diferente ritmo y nuestra evolución también puede tomar distintos tiempos.
Sin embargo es necesario hacer todo lo que esté a nuestro alcance con compasión, sabiduría y claridad para intentar encender esa chispa de luz en el otro.
Sin embargo es necesario hacer todo lo que esté a nuestro alcance con compasión, sabiduría y claridad para intentar encender esa chispa de luz en el otro.
Solamente cuando hemos realizado esto, podremos entonces tomar una decisión sabia sobre el futuro de esta relación de pareja.
La
premisa básica de una pareja espiritual es un compromiso sagrado entre ambos
miembros para ayudar uno al crecimiento espiritual del otro.
Los compañeros espirituales reconocen su igualdad, son capaces de distinguir entre personalidad y alma... porque son capaces de ver con claridad que hay una razón más profunda por la que están juntos, y que esta razón tiene que ver sobre todo con la evolución de sus almas...
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