Todos han olvidado que nacieron artistas,
artistas creadores de vida y que, tan pronto como comprenden este hecho y esta
verdad, se curarán de la neurosis o psicosis o como quiera que le llamen a su
trastorno.
Alina Díaz J.
Nuestros pensamientos son energía e
información que enviamos a nuestro cuerpo y a las directrices de nuestras
vidas. Son la base por medio de la cual actuamos y vivimos determinadas
circunstancias cotidianamente. Desde el momento en que nacemos, vamos constituyéndonos
a partir de las experiencias y aprendizajes que van moldeando nuestra personalidad
de acuerdo a los patrones de conducta que adoptamos en nuestro entorno y de los
traumas que se quedan enraizados en nuestro inconsciente.
Comenzamos entonces a vivir desde un
molde prefabricado, desde una perspectiva estructurada basada en creencias
e ideologías que, sin darnos cuenta, producimos y reproducimos una y otra
vez a través de nuestra conducta automatizada, de nuestras palabras y de
nuestros pensamientos; porque todos estas pautas están instauradas en la
sociedad, están ahí esperándonos al momento de nacer y permanecen allí aún
después de nuestra muerte.
Sin embargo, si comenzamos a entender que
en todo momento somos los creadores de nuestra realidad, que somos los
artistas que dan forma a su propio destino, podemos liberarnos de aquella venda
cegadora desde la cual hemos estado viviendo como víctimas de las
circunstancias, dejando de lado aquellos círculos viciosos en los cuales hemos
estado girando una y otra vez, para emprender el camino del autoconocimiento
y la autorrealización. Cada ser humano tiene la opción de utilizar su expresión
creativa para dar forma a su realidad a partir del mundo de las ideas y de la
inspiración. Todos tenemos la capacidad creadora de materializar nuestros
pensamientos, tanto si somos conscientes de ello como si no. Nuestro ser
constituye la materia prima a partir de la cual podemos desarrollarnos como artistas
de nuestras propias vidas, como dice el filósofo japonés Teitaro Suzuki en el
libro Budismo Zen y Psicoanálisis, “el hombre dedicado al Zen puede decirles
que todos han olvidado que nacieron artistas, artistas creadores de vida y que,
tan pronto como comprenden este hecho y esta verdad, se curarán de la neurosis
o psicosis o como quiera que le llamen a su trastorno”.
Si reflexionamos al respecto, podemos ver
con claridad como cada pensamiento ha traído consigo devuelta una circunstancia
en la realidad. Estamos acostumbrados a sólo ver los resultados de nuestras
acciones, sin darnos cuenta que todo efecto tiene una causa que,
muchas veces, no queremos ver.
Si logramos darnos cuenta de esto,
comenzamos a ser conscientes del poder creador que como artistas de
la vida nos ha sido otorgado. En nuestro ser se encuentra la herramienta
perfecta a través de la cual dibujar y dar forma a nuestros sueños, nuestra
mente es el eje articulador de nuestras vidas, a través de ella podemos
producir las más inspiradora de las ideas pero también los más temibles
demonios. Somos responsables de utilizar de la mejor forma posible este don, pues
el problema no es el cuchillo, el problema es cómo se usa. Nuestra mente es un
instrumento de creación de posibilidades infinitas, si sabemos usarla a
nuestro favor, puede transformarse en esa varita mágica que el mago utiliza
para transformar la realidad y hacer milagros.
Si queremos desvelar nuestro yo total y
desarrollarnos como artistas en profundidad, es necesario dedicarle tiempo a nuestro trabajo, sentir la pasión y el
amor que da el impulso inicial en nuestras obras, entendiendo que cada
manifestación artística nos pone en contacto con la Gran Unidad, donde la
separación tiempo - espacio, cuerpo – alma, se disuelve, dando paso a la
liberación de nuestro espíritu creador a la luz de nuestra consciencia. Si
logramos que esto suceda, surge una transformación renovadora dentro
de nosotros como individuos y eso implica que también se genere un cambio
latente en la humanidad.
Dentro de nosotros tenemos todos los
implementos necesarios para desarrollarnos como artistas, podemos expresar
nuestra originalidad en cada acción que embarquemos, dejando de lado
la conformidad, los convencionalismos, ese yo encasillado y fragmentado desde
la individualidad. De esta forma, podemos respirar la totalidad, la infinidad
de la creación, y sentir cómo la divinidad se manifiesta en cada célula de
nuestro cuerpo y en cada lugar de la existencia. Somos libres cuando soltamos
las limitaciones de nuestros pensamientos y nos abrimos a la
creatividad de nuestra alma, cuando nos hacemos cargo de nosotros mismos y en
cada una de nuestras acciones queda impregnada la huella artística de
nuestro ser.
Gracias a
Alina Díaz J
http://mundonuevo.cl/noticia/168/seamos-artistas-de-nuestras-propias-vidas
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