10 mitos sexuales de los hombres
Extraído de la revista Buena Salud.
Ideas erróneas relacionadas al comportamiento sexual masculino se han popularizado e instalado en las mentes de hombres y mujeres. La idea es quitarles el velo, ya que solo logran bloquear la sexualidad. A continuación, toda la información para disfrutar de la sexualidad a pleno.
Se propagan como un virus y se quedan a vivir un largo rato en el inconsciente colectivo. Pasan de generación en generación, de mujer a mujer y de hombre a hombre. Son los mitos sexuales. La poca experiencia y la falta de información ayudan a que esas ideas erróneas se sumen a nuestras creencias.
Nada tienen que ver con la edad, tanto jóvenes como adultos son vulnerables a su poder de convencimiento. Mitos hay de todo tipo, pero el campo de la sexualidad parece ser un caldo de cultivo. ¿Por qué se instalan y por qué los creemos? El objetivo es lograr desmitificarlos. Es una forma de despojarse de prejuicios e ideas equívocas para, en definitiva, tener una sexualidad en libertad y a puro placer.
La popularidad del sexo
A pesar de que el sexo dejó de ser un tema tabú -que solo se hablaba en la intimidad de nuestro círculo- y se instaló en los medios (diarios, revistas y televisión –con programas, como: “De a 2”, con Karina Mazzoco; o los de Alessandra Rampolla, la célebre sexóloga en toda Latinoamérica), aún hay creencias incorrectas muy fijas en la sociedad.
Pero, ¿qué es un mito? Una de las acepciones de la Real Academia Española, dice: “Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen”.
Otra acepción, aclara Adrián Sapetti -médico especialista en psiquiatría, psicoterapeuta y sexólogo clínico; y autor de, entre otros, “Confesiones íntimas (Historias reales de sexo y de pasión)”-, puede ser la dada por Joseph Campbell, quien dijo: “El mito es el sueño colectivo”.
¿Por qué se instalan estos mitos? Porque, afirma la sexóloga y psicóloga Clarisa Rozenbaum, “se creen que son verdaderos y siguen llegando de boca en boca de manera errónea”. Y nada más fuerte que una creencia. Pero, ¿quiénes lo creen más, los hombres o las mujeres? Según la experta: “Ambos, hay mitos creados para ellas y otros para ellos; pero los dos los creen por igual y pueden ser algunas de las causas de las problemáticas sexuales actuales. Esto se debe a la conducta que tienen frente a esta creencia errónea”.
MITOS SOBRE ELLOS
- “Los hombres siempre están listos para el sexo.”
Falso. Esto es vox populi. Se lo escucha entre amigas y en los medios masivos de comunicación. Es que las sociedades machistas, como la nuestra, han ayudado, y mucho, a que se crean estas cuestiones. Como señala Rozenbaum, “la intensidad del deseo sexual no difiere según el género, sino que confluyen muchos factores. Los hombres quieren estar listos, pero no siempre lo consiguen. La experiencia clínica actual muestra que existen numerosos casos en los que la ansiedad anticipatoria les juega en contra”. Es así que debido al mito de que el hombre tiene que estar siempre listo, genera que cuando éste no logra tener o mantener una erección, se frustre.
- “El varón sabe lo que la mujer necesita en la cama”
Falso. “La idea de que el hombre nace con un manual y sabe todo lo que a las mujeres les gusta y quieren, está muy lejos de la realidad. Por lo general, es todo lo contrario” afirma Rozembaum. No es que la mujer le deba explicar todo, pero sí dar pautas de qué desea. Si a veces la propia mujer no lo sabe, ¿¡cómo lo va a saber el hombre!?
- “Ellos gozan más.”
Falso. Esta también es una idea muy fija en la cabeza de numerosas mujeres. No obstante, en cuanto a si gozan más, sostiene Rozenbaum, “el placer es individual, de cada uno, y resulta imposible mensurarlo. Sería como tratar de medir el amor en una pareja: ¿Quién ama más de los dos?”. El goce está al alcance de hombres y mujeres, y para conseguirlo sólo hay saber qué nos gusta y qué no. Para ello, el autoconocimiento es muy importante; es la manera más precisa de conocer el propio cuerpo, aquellas zonas que nos gustan que sean estimuladas.
- “Sólo les importa el sexo.”
Puede ser…, afirma Rozenbaum, “quizá no sea lo más importante, pero en la mayoría de los casos ocupa un lugar con mayor relevancia que lo que representa para la mujer. Esto se debe al mandato social de que deben siempre deben estar dispuesto a tener sexo y, en lo posible, con gran cantidad de mujeres”.
- “Un verdadero hombre dura mucho tiempo en la cama.”
Falso. Para la sexóloga Rozenbaum “un verdadero hombre no se define por la duración en la cama; menos si por duración nos referimos a permanecer largo tiempo sin eyacular durante el coito. Sí sería bueno, que el hombre entienda que durar mucho en la cama sea consecuencia de toda estimulación más allá de la penetración”. Ni veinte, treinta o cuarenta minutos, no hay un tiempo normal estipulado, remarca la especialista, por lo cual “lo importante es cómo lo vive cada pareja y cada una tiene su tiempo sexual en el cual disfruta y nadie puede decirle qué no es adecuado o anormal”.
6. “Un hombre no muestra sus emociones”
Falso. “Los varones también tienen necesidad de ternura, de darla y de recibirla, de ser cariñosos; no es ley que para ser más varonil haya que ocultar los sentimientos y afectos. Otro de los clichés: un varón tiene que ser protector, y esto dicho también por muchas mujeres, como si ellos no necesitaran ser protegidos y cuidados. Si la cosa es bilateral y complementaria: ¡entonces, vale!”, afirma Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo.
- “Solo les interesa la penetración”
Falso. Según aclara Sapetti: “Si bien la penetración es -en palabras de una paciente- algo delicioso, dulce y suave, no es lo único posible en el coito: la boca, las manos, todo el cuerpo, las palabras y caricias, los abrazos, intervienen en él. Hay muchas parejas que disfrutan un largo rato exacerbando su pasión y luego, ya casi exhaustos, buscan la penetración al final; otras llegan al orgasmo alternando con juegos no penetrantes y encuentran que en la variación está el gusto”.
- “Ellos mandan en la cama”
Falso. “En la cama manda el que manda. Puede ser ella, puede ser él. Hay veces que manda un rato uno y un rato el otro”, afirma Rozenbaum. O como simplifica Sapetti: “El varón no es el único responsable del placer de la mujer ni el creador de los orgasmos de ella. No debería ser el director de orquesta ni el macho activo ni el eterno conductor de los encuentros con las mujeres. Muchos varones encuentran sumo placer y satisfacción en adoptar lo que otros, peyorativamente, titulan como un rol pasivo”.
- “Saben separar el sexo de los sentimientos”
Puede ser… Esto se debe, aclara Rozenbaum, a que “existe un mandato de género que indica que el hombre tiene que mantener relaciones sexuales con la mayor cantidad de mujeres posibles. Basado en este mandato, sería poco práctico que el hombre genere vínculos sentimentales con cada mujer con la cual tiene sexo. Por eso, por lo general, pueden separar sexo de sentimientos”.
- “Sin erección no hay sexo”
Falso. “La erección no es la condición inicial para comenzar un encuentro sexual, sino al revés: se produce a posteriori de una estimulación adecuada (incluso este es el mecanismo de acción del sildenafil). Es un disparate sexual pensar que si no erectaron al entrar al dormitorio ya no pueden empezar nada. La erección no es la condición inicial para comenzar un encuentro sexual, sino al revés: se produce luego de una estimulación adecuada”, afirma Sapetti.
La opinión de la especialista
Clarisa Rozenbaum, sexóloga y psicóloga
El hombre y su pene
El pene es, sin duda, el símbolo por excelencia de la masculinidad. La mujer dispone de otros recursos, como sus pechos y hasta su vientre grávido, para significar de manera taxativa su femineidad. El hombre posee el pene. La preponderancia de las estructuras sociales patriarcales hizo que dichas culturas fueran también falocéntricas.
El pene era símbolo de poder. Las artes (plásticas y audiovisuales) y la literatura también contribuyeron para entronizar al pene como estandarte de poder y dominación. A principios del siglo XX, Freud exalta la importancia del órgano sexual masculino al mencionar por vez primera el concepto de la “envidia del pene”.
Sin pene no hay coito, obviamente, pero aquí no se termina la cosa: sin pene erecto tampoco hay penetración. Sin penetración no había fecundación y la fertilidad era un aditamento muy importante de la virilidad.
Lo cierto es que el hombre de hoy no puede permanecer indiferente ante tamaño legado cultural. El pene sigue cargando, para ellos, con innumerables responsabilidades y, para colmo, también tiene que hacerse cargo de la presión que ejercen sobre él algunos mitos respecto a su largo, a su ancho, al tiempo en que debe permanecer erecto, etc.
Demasiadas preocupaciones para concentrarlas en ese pequeño órgano que no significa más que el 4% del volumen corporal de un hombre promedio y que, sin embargo, representa un porcentaje muchísimo mayor en sus pensamientos de casi todos los días.La opinión de la especialista
Dr Adrián sapetti, psiquiatra y sexólogo
Ser hombre ¡tampoco es fácil!Uno no nace como tal sino que se va haciendo varón a lo largo de la vida, en un aprendizaje que no se detiene nunca. No es cierto que de pequeño, al igual que leer y escribir, se haya aprendido todo y no se necesita nada más para lidiar en el ruedo; sino que deberá formarse cada día y sobre todo ser flexible para adaptarse a las cambiantes condiciones del sexo en el decurso de la existencia.Muchos varones, aún hoy, siguen sosteniendo que ellos no tienen nada que aprender puesto que vienen programados de fábrica. Me he encontrado con adultos que decían: ´¿para qué leer libros de sexualidad? eso es para las mujeres que no saben´. Yo les respondo: ´¡qué suerte que tiene usted!, porque yo, cada vez que leo algo, aprendo cosas nuevas, y para escribir mis libros tuve que leer decenas de ellos´.En realidad les cabría mejor aquella frase del filósofo griego: ´sólo sé que no sé nada´. En sexualidad, como en otras áreas, la ignorancia es fatal”.
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